miércoles, 12 de septiembre de 2012

N22

No dejo de ser una esponja teñida del tono de aquello que absorbe, ya aquí, en esta caja llena de bostezos y colores que hacen aflorar instintos y precauciones no realmente necesarios en esta realidad, en este momento y espacio. Los violines que nadie más escucha gimen mientras tanto, como cuerdas de agua áspera bailando invisibles entre las barras amarillas y los cráneos nublados.
Mundo extraño éste: un hombre, una pantalla, y esta escritura de claqué dactilar sucediendo en medio de todo, como de mentira, como jugar a escribir en lugar de escribir. Recetas de plastilina hechas letra.

La voz en el techo tampoco es verdadera, por mucho que se empeñe en sonar con más fuerza de la que las barreras de plástico y cable pueden resistir. Reales son, sin embargo, los ronquidos de aquellos que desaparecieron por el camino dejando atrás sus cuerpos en el asiento azul y gris. Real es la mirada de alerta del que se mesa la barbilla imponiendo presencia, procurando que no se haga muy evidente que solo quiere llegar a casa. Real es la percusión en mis oídos, aunque en realidad no esté ahí. Real es el dolor de espalda y la presión interna, y el repentino chispazo de vida de quien súbitamente es consciente de haber llegado a su destino. Real es el peso de las horas, y la búsqueda de espacio.
Las calles cambian mucho de noche. No así la gente. La gente sólo cambia de día.

Son las tres horas con cuarenta y cinco minutos. Próxima parada, rosa de silva.

viernes, 27 de julio de 2012

Si quieres construir, construye

Pides que tienda los puentes que yo ya había cortado
después de que ahí en tu orilla no tuviera a qué aferrarme
y sólo piel me esperara. Sólo piel. Ninguna estrella.
Piel cubierta de palabras prometiendo mil futuros
-abortados por el miedo, el silencio, las espinas-
y carteles anunciando espectáculos de magia
cancelados por la lluvia.
¿Porqué debiera escalar de nuevo a una esperanza
que no quiso ser aún cuando le abrieron camino?
¿Porqué regar ese árbol con la luz de mis entrañas
si no quiso darme fruto? No debieras
creer que tengo motivos para malgastar mi fuerza
ofreciéndome ese pan cuando ya se acabó el queso.
Si tanto duele el abismo de aire que nos separa
tiende esos puentes tú. Yo no me muevo. Mi tiempo
pide otras atenciones, y mi voluntad se ocupa
en zurcir otros desgarros.
No encuentro razón alguna para arrancar mi costilla
y formar de ella una llave con la que tratar de abrir
puertas que otros cerraron.
Yo ya pedí y no obtuve. Busca tú el camino ahora.

miércoles, 25 de julio de 2012

Aviso

Analizar todo, descubriendo que en realidad no hay nada que entender, que las cosas son y punto, en esa vida de agua donde nunca es lo mismo fondo que superficie pero a veces se confunden.
Algunas dudas y algunas competiciones dirigen al puma que no es puma a alejarse de de sí mismo, llevándolo al olvido en su propia cabeza hasta difuminar el contorno de las certezas vibrantes de luz, de las alas, de las alturas insuperables y resplandecientes. Como si no se las hubiera ganado a pulso, como si no fueran la única guía de toda existencia imaginable; ahí es donde una pierde el norte, donde al mínimo descuido puede acabar descubriéndose bombardeando hormigas a obusazos o tratando de arrancar las propias extremidades.

Es imprescindible mantener los ojos bien abiertos en esos casos, vigilantes, cuidando de las herramientas tan sumamente necesarias, pues sin ellas no hay tarea posible. Y la tarea lo es todo. Tú también lo sabes, y sabes que no se trata de hacer formas o palabras, tampoco de alcanzar éxito alguno ni llegar a poseer un chalet con piscina en la sierra. Cada uno con la suya, mucho más allá de esos límites, de los límites de cualquier cosa anecdotizable.
No hay sacudida catártica salpicada de flujos en parque de juegos infantiles ni convulsión de la piel que valga, no hay mar de palabras puras ni bebida mágica con función de bote de espinacas. No hay carteles ni pancartas. Las distracciones son válidas, pero hay que cuidar de no perder el filo de la hoja al apartar la vista. Las superficies blandas mellan los mejores filos.

Lo sabemos bien. Sólo la sangre habla, antes incluso de la sangre misma, y todo lo demás nos confunde. Esa es la prueba ahora, la que ha de determinar la cortedad de vista del espíritu, donde fijar el foco más allá es fijarlo más adentro, y no ver equivale a perderse, ciego, en mitad del campo de batalla, la cabeza convertida en carpaccio sangrante, el alma deshilachada. No nos lo podemos permitir, lo sabemos bien. Pero saberlo no equivale a no olvidarlo.

Cierta noche como tantas

Crucificado aún reposas sobre piedra
mientras mi voz sonríe como si tal vez nunca
hubiera estado ahí
y me disfrazo entonces de esquina o de baldosa
que observa desde lo alto sin ser ya percibida
el baile del alcohol en las venas de otro
o el paso del quetzal anidado en la noche
de algún toro ciego, más cansado que nunca.
Rincón que se desliza entre las manos tibias
del viejo viento inmóvil buscando nada en nada
y encontrando todo
viviendo a manos llenas y bolsillos vacíos.

Mamo silencio
sabiendo bien así que no hay otra manera
de cruzar impoluta la nube de mosquitos
que enturbian la pureza de las luces dormidas
y el ala de aquel corzo que trata de volar.
Ya nada pesa
y me aferro a mi luz cual boya salvadora
ausente del dolor de las cuerdas ajenas
escuchando el murmullo de un pájaro azul
que atrapado en su jaula grita desde el final
de su propia armadura.
Me sobra el llanto
como también me sobran los comentarios huecos
de la clara ventana en que a veces reposo
mientras trata de dar un peso extraordinario
al vuelo de una mosca
cuando el aburrimiento es más que su horizonte.

Yo sólo floto
y dejo de escuchar, aún atenta a todo
mientras el mundo fluye.

Nosaber

Sólo dos sangres bastan para borrar tu huella
de siesta ya disuelta, de sueño de verano
que pronto olvida el tempo feroz entre las nubes
mientras tu tenue rostro se confunde en la niebla
dejando apenas limpio el esqueleto atrás
de las palabras dichas
y las ganas deshechas
de aquellos corredores que ya nunca cruzamos
y estas aventuras que no habrás de contar
pues nunca fueron.
Observo entristecida tu contorno difuso
como quien busca aún recordar lo soñado
pero perdió las piezas de la incompleta imagen
descompuesta en pedazos
tragada por las olas.

martes, 3 de julio de 2012

Despierto por la mañana, en rojo y blanco
y estiro la cabeza,
tratando de aplastar las dudas como insectos
anidando en mi cuello
perforando mis costillas
dejando atrás papel donde siempre hubo madera
y busco aquella candela
aquellas constelaciones
 aquel túnel de tripas.

lunes, 11 de junio de 2012

Contigo

Florecer a escondidas y en silencio,
cubrirte de palabras como quien cubre de sedas a un recién nacido
abrirse en canal
derramarse sobre la tierra que camina
nutrir, brillar
dejarse ir.

domingo, 20 de mayo de 2012

escondite

Me alejo de las espinas,
presta a buscar resguardo
bajo la sombra proyectada por el ala
de un ángel cualquiera que pasaba por ahí.

 La flor aúlla mi nombre
y yo asomo la cabeza, observando su risa
de cuentos perdidos y batallas extraviadas. Sonrío
con cierta amargura
y pienso en las grietas que cubro de chocolate
mientras regreso al nido
esperando que la tormenta pase.

adanradnisrad

La luna muerde al sol
mientras yo mastico las huellas en mis entrañas
buscando desfigurar algunos recuerdos.
La caja de abrazos tenía instrucciones:
"Abrir únicamente en caso de emergencia.
Contenido disponible en días laborables impares
siempre que coincidan con cuarto menguante.
Condiciones sujetas a cambio
sin previo aviso por parte de la empresa"

 A veces funcionaba. Sólo a veces.
El resto del tiempo, daba calambrazos
aunque fuera impar, laborable y menguante
y yo introdujera la moneda que su uso reclamaba.

sábado, 28 de abril de 2012

Llegando al fin del partido

Ahora en serio
tu imagen adelgaza hasta transparentarse
en la lluvia tardía que me devuelve a tierra
confiriendo a tu poder el peso exacto
que tú das, asimismo, a tu palabra
palabra de promesa echada al viento
y convertida en pluma en la corriente.
¡Guerrero de cartón! Mira tu espada
¿No veo madera, acaso, en esa hoja?
Parece que pasó la medianoche
en la que la carroza revierte en calabaza
y los cocheros en ratones. Tú la llamaste
creaste madrugada en pleno mediodía
con esas alas hechas de manual de instrucciones.
¿No ves que tratas
de dar clases de canto al cisne agonizante?
No supiste
cruzar el laberinto que el momento ofrecía
buscabas la salida y olvidaste el tesoro
que en su centro mismo debías encontrar. De todos modos
habían de esfumarse sus intrincadas formas
 llegado el tiempo justo. El truco era perderse
dejar que cada paso te llevara al espacio
en donde las palabras no son más que una sombra
 que no logra alterar el perfil de lo puro. No era aquello
que creíste alcanzar lo que buscabas
ni ese temblor de fuego lo que se te pedía.
El juego acaba pronto
y tú estás en la puerta.

miércoles, 25 de abril de 2012

Así es, déjate

Las puertas que han de abrirse en sueños venideros
como pájaros rojos susurrándole al alba
alimentan el brillo de esta luz de estanque
mientras las barricadas se tornan en aludes.
No sigas cantando
en ese tono duro de fuego y de pizarra
pues pronto las arenas habrán de alzarse en mares
ahogando los murmullos de lo que ya supiste
para dejar espacio a lo que has de aprender. Entra en el grito
de aquello que la hoja aún debe contarte
y cede a que las olas te arrastren al saber
que las estrellas brindan.

Los grises en la calle

Sus sombras yacen tendidas sobre el gris asfalto
como cuerpos de héroes caídos en batalla
todo sangre de caucho colorido
y recuerdos extraviados.

Pepa

La abuela-niña fluye estallada en colores
alzando su castillo de perchas y alfileres
ufana de sí misma, enorme y luminosa.
Tiene claro su modo;
un siglo de experiencia entrenando ser joven avala sus caprichos
como flores azules creciendo entre hormigueros.

miércoles, 18 de abril de 2012

Una olvida a veces que...

El manual de instrucciones es una tarjeta en blanco

De corazón

Te pido disculpas por poner las barreras de la razón de por medio en pro de la pesada seguridad consciente, cuando sé bien que mi papel real consiste en permitirme alzar por los pájaros que envías, plantarme entre las tejas más allá de las alturas y estallar en confetti rojo y blanco, celebrando la demencia que habrá de salvarme.

infalible

No es solo cosa de abrir la puerta, sino de hacerla crecer hasta que sea imposible no cruzarla

martes, 17 de abril de 2012

onda

Grité al vacío; me devolvió
el eco de mi aullido
pero yo ya no estaba ahí para que me alcanzara.

domingo, 15 de abril de 2012

Certeza

Ingravidez de pensamiento
suave alfombra encantada que se dirige a donde debe,
 guía de sí misma, certera como flecha. Alcanzan
las nubes claridad de sinuoso filo
transparencia de realidad intangible y precisa
sin ecos, sin interferencias.
Una luz pasa y duerme de nuevo
dejando tras de sí la breve estela de su existencia
presencia cercana en el vacío, segundo eterno
huella por un momento perenne
mientras todo lo demás flota translúcido
irreal, siendo sin ser.
Magia absoluta
aquella donde solo lo que fluye permanece
alcanzada en el momento preciso en el que no hay peso alguno
mientras los ratones corren allá abajo
huyendo del barco que ellos mismos forman.
Pero nada importa
cuando solamente los lazos sin nudo
 llevan a algún sitio.

Repentinadas del sinsueño

Dan vida ciertos momentos a un silencio inquebrantable
en los que el propio latido habla como en voz ajena
mostrando todo cual es, tendiendo cables
alimentando las luces de una brillante y nueva
razón. Locura estable
y visión clara, espíritu de selva
o mar antiguo. Red infinita, serena.

martes, 10 de abril de 2012

Costumbres

Desencajar las costillas como quien abre una langosta, y permitir que la lava fluya

Dentro

Entro al cuadro; comienzo a caminar bajo un cielo verde, observando la llanura interminable más allá de mi montaña, mientras los peces de vivos colores nadan alrededor, ignorantes de todo, pegándose a árboles y rocas cuando mueren, como elementos de decoración póstuma.
Vadeo el río de tinta, buscando el silencio, aferrándome a él mientras los tentáculos de sonido e intención intentan devolverme fuera, obligándome a prestar atención al mundo gris más allá del marco. Trato de ignorarlos y continúo la marcha, persiguiendo insectos de chocolate que huyen para acabar estallando entre millones de chispas a medio vuelo. La música del aire suena, sin lograr cubrir del todo las voces que me reclaman.
Me siento en un sofá cualquiera y dejo que camine por mí, permitiéndome el lujo de no hacer nada en absoluto mas que contemplar el horizonte, y tras él la torre cambiante más allá de mis dominios, perfilándose a contraluz, atenuada por la distancia.
Observo la construcción como si no estuviera ahí; no puedo inmiscuirme por ahora en esos asuntos, no a menos que mis límites crezcan lo suficiente. Con un suspiro invoco una taza de sencha y me relajo , disfrutando del olor a jazmines que los mamuts dejan a su paso.

La bóveda celeste cambia poco a poco de verde a rojo mientras las auroras boreales brillan sobre mi cabeza. Suena la campana, triste señal de que debo regresar. Con cierta pereza me desprendo de mi capa, me levanto, y salgo del cuadro, despidiendo al sofá con un gesto de agradecimiento.

Mala educación

Tras pertrecharme adecuadamente, cubierta con mis mejores galas, abro la ventana de par en par. Atravesándola, inicio el vuelo , tranquila, sorteando cualquier pájaro adormecido que se cruce en mi camino. Saludo a una señora con la mano desde lo alto antes de continuar ascendiendo, dispuesta a planear más arriba, donde no se escuche el tráfico. Algunos niños en la acera tratan de seguirme, rompiendo a volar; sus madres y abuelas sujetan sus tobillos antes de que suban más, reprendiéndoles: "No hagas eso, niño. Es de mala educación ir por ahí volando". Vuelven al suelo. Una lástima.

Buenos días, y el viento

Salgo de entre las sábanas como de entre glaciares perdidos
dejando aún a mi paso jirones de grandes historias
de grandes mares
desenredando el algodón de mis pestañas
que son también puente al humo.
Los gigantes invisibles gimen afuera
golpeando las ventanas
robando sombreros
mientras los caminantes grises se agazapan en sus telas
masticando números.
Este mundo de vigilia es con mucho más ruidoso
que mis andanzas nocturnas.

lunes, 9 de abril de 2012

To do

Es mi deber tomar las agujas del reloj como montura para alcanzar el final del arcoiris, devorando cada segundo con el hambre de diezmil fauces abiertas a cada paso;
Todo ello es necesario para continuar creciendo hasta rebasar las nubes, con el único objetivo de alimentarme de soles y brillar hasta que todo el que haya de observarme quede ciego, pudiendo así, de una vez, ver, al fin, con claridad

Despliegue

Quizá el camino permita beber de fuentes eternas
o trepar en hilo de plata hacia la luna
Quizá no sea mala idea salir corriendo
desnuda, en llamas, sin consumirme jamás,
y ver como se alza el polvo
mientras extiendo las alas abarcando el horizonte
sin más escudo que la misma fuerza,
permitiendo que el propio brillo desintegre
las flechas que, insensatas,
traten de hacer blanco en mi centro luminoso.
Tal vez baste con hacerlo para ver
cómo crecen los jardines de luz negra
alrededor de la huella de cada paso dado.

Tejido

Abrir los ojos; ver el tejido en las manos
hileras de puntos regulares, gemelos.
Seguir el hilo,llevar la vista atrás
y acabar dando con un cúmulo de nudos informes.
Sin duda, la memoria ha de servir
como sirven los anillos en el tronco de un árbol
al mostrar las enfermedades que quedaron cubiertas.

Lo que no

Sentarse frente a las puertas, y abrirse uno
o dejarse herir por astillas de herida ajena
sin ser capaz de apartar la vista
de la luz que brilla tras la espada
aún y sintiendo la hoja de la garganta a la nuca,
atravesando todo lo que en realidad debiera ser dicho.

Jaulas viejas

Escondo las flores de papel de mis palabras
disfrazándolas de pájaros y nubes
dejando de florecer por miedo al invierno.
Las costillas tratan de abrirse
para mostrar los soles guardados entre ellas
cubiertos por las telarañas de la costumbre. Las observo
tan sutiles y firmes, enjaulando las llamas
manteniéndose ignífugas
como pidiendo una caricia que las retire, un soplo
cualquier cosa
antes de convertirse en dedos de cristal
que atenacen los pulmones y sequen la tinta.
Las cicatrices son lo de menos. La muerte está en el hábito.

domingo, 8 de abril de 2012

Psicología plástica

Oferta especial: rellenos de ácido hialurónico a precios de ganga para espíritus desinflados. ¡Consigue un alma más carnosa sin esfuerzo y a precio módico! Nadie notará otra vez que , en el fondo, sólo eres un pellejo.

Satori Cocktail

Tomar el momento presente de la propia vida, e introducirlo en una coctelera; agregar un par de gotas de insensatez momentánea, una parte de invocaciones serias, dos partes de chiste, un espejo, media onza de caos aleatorio y levar anclas. Cerrar la coctelera y agitar hasta que el dibujo en el caleidoscopio sea completamente otro.
Entretenimiento asegurado.

Combate singular

Salir al campo de batalla y volver salpicada de sangre de colores, sosteniendo la espada limpia en la diestra y una taza de té en la mano libre

En punto.

El reloj suena; los segundos inmediatos velan a sus compañeros caídos.

Y sí

La tremenda ventaja de vomitar palabras en lugar de escribir es la ligereza infinita de no sentir el juicio de nadie agregando peso a la pluma

Irrompible

- ¿De qué está hecho tu escudo?
- De carcajadas

Modus operandi

Trepar paredes de palabras hasta llegar a la cima de la calma, sorteando tormentas de papel y cables, evitando las espinas azules que buscan los ojos. Recuperar las alas por el camino y conseguir que las plumas no se anuden es importante; tanto como recordar soltar después el lastre que, habiendo sido de ayuda en la escalada, es molestia en el vuelo.
No hay reloj, ni tiempo límite: no hay tiempo en absoluto, ni más responsabilidad que la de continuar ascendiendo luz arriba, estallando tantas veces como sea necesario, recomponiéndose siempre.
Una vez arriba sólo queda quitarse los guantes, y observar.

Costrarmadura

Atención: si uno se fija bien puede observar creciendo sobre su espíritu esa carcasa de protección, que aleja y resguarda al propio mundo de los ataques externos, camuflando los cambios de color en su luz.
No hay que olvidar su existencia: al menor descuido tratará de cubrirse a sí misma una y otra vez, aplastando su contenido, limitando su crecimiento, apagándolo. Para cumplir su función basta en realidad mantenerla en el momento en que parece papel de arroz, fino y flexible. Cuanto más grosor adquiera más peligro corremos de que llegue a ser más densa que todo aquello que se supone ha de proteger, y cesará de permitir la entrada de más luces.
Llegado determinado punto, comenzará a desarrollar grandes aguijones sobre su superficie, desgarrando todo aquello que se acerque, hasta que deja de ser escudo útil para acabar convirtiéndonos en mero estuche agujereado de sí misma.

Zarcículos

Extender ramas, tentáculos, brazos; ampliar el propio alcance buscando el límite y encontrar en toda la periferia extremidades similares que tiran de las propias, elongándolas.
A veces, desafortunadamente, va uno a dar con paredes de dientes en algún lado, que pueden cercenar y bloquear el avance del enramado. No ha de olvidarse, en cualquier caso, que se puede seguir creciendo en otras direcciones: nunca daremos con un muro esférico que no hayamos construido nosotros mismos, y la expansión sólo cesa donde comienza la rigidez.

Azul

Marea baja
las algas lloran
en la orilla

Rojo

Atardece
El fuego arde vivo
entre las flores

sábado, 10 de marzo de 2012

Cuando las dudas nublan

Lo mismo es llamar o masticar tierra
siguiendo las venas sin pensar en los pájaros o el heno
abriendo puertas o golpeando las paredes, buscando heridas.

No sé bien si hablo contigo o tu reflejo
y te cuento aunque no estés, mientras los conejos cruzan el camino
tratando de cazar a las luciérnagas, sin éxito
que no se borra del todo la huella de los dientes invisibles
o el peso de las advertencias que congelan las llamas.

No importaría, en realidad
que tu imagen brotase nueva cada mañana. Ayer no existe.
Los conejos piden ser decapitados. Y nada deja de ocurrir porque sí.

miércoles, 8 de febrero de 2012

estados III

Es preferible volar alto que temer a la muerte; si se ha de caer, no importa la altura a la que uno resbale, pues el mismo suelo espera al final de la caída; mas no a cualquier distancia de la tierra encuentra uno la misma vista, ni el mismo aire. Las nubes sólo son cabalgables desde arriba

estados II

Masticar el canto de los grillos, oler imágenes mentales, descansar de la pereza o poner el grito en la tierra.
Cualquiera de esas cosas es perfectamente válida

(in) fausta

Y cuando Mefistófeles hizo aparición, bajo elegante atuendo, en mi estudio, prometiéndome toda clase de oropel y riquezas, yo le ofrecí unos sándwiches y algo de beber; puse música y le mostré un par de vídeos tontos y viejos trabajos de dibujo. Terminó por marcharse unas horas más tarde, tratando de recordar a qué había venido.

Perdiendo cuadernos

Cargada de buena disposición me aprestaba yo a actualizar este cúmulo de sinsentido, aprovechando un par de cosas que tenía escritas por ahí nacidas del buen ánimo de estos últimos días, cuando caí en la cuenta de que no era capaz de encontrar el cuaderno en el que las había escrito. Que por ahí ha de andar, espero; las palabras vuelan, pero contaba con un par de dibujos en esas páginas de los que no hay copia y que me dolería perder.
De todos modos, para no desaprovechar la buena predisposición -si bien podría estar aplicándola a procesos más útiles, como dibujar un par de imágenes locas que me cruzaron la cabeza esta semana, o continuar con los detalles de mi website, que al paso que llevo ya parece tarea apocalíptica, el asunto- héme aquí, tecleando sin bien saber por dónde comenzar o hacia dónde, más allá del movimiento vertical básico aplicado a las teclas, que es ya más costumbre que consciencia.

Quizá sea la locura infecciosa provocada por el mordisco de determinado tipo de lagarto gigante, o una figura particularmente acertada en los malabares hormonales que manejan mis entrañas; En cualquier caso no puedo evitar poner mi atención en el hecho evidente de que últimamente estoy de un humor inmejorable, y que tengo unas ganas de escribir que ya había olvidado sabía tener.
Esto, todo sea dicho, es motivo de celebración: que sea la paz la que me impulse a tirar líneas de texto o escarabajos de papel brillante en lugar de limitarme a abrir el chorro del drenaje emocional es digno de ser notado, fotografiado y puesto en un pequeño altar, con un coro de sapitos que lo cuiden. Ya sólo falta fijar el impulso y canalizar en condiciones, hacer algo con ello que merezca las palabras que gasta. Veremos.

Y que dure.