miércoles, 25 de julio de 2012

Aviso

Analizar todo, descubriendo que en realidad no hay nada que entender, que las cosas son y punto, en esa vida de agua donde nunca es lo mismo fondo que superficie pero a veces se confunden.
Algunas dudas y algunas competiciones dirigen al puma que no es puma a alejarse de de sí mismo, llevándolo al olvido en su propia cabeza hasta difuminar el contorno de las certezas vibrantes de luz, de las alas, de las alturas insuperables y resplandecientes. Como si no se las hubiera ganado a pulso, como si no fueran la única guía de toda existencia imaginable; ahí es donde una pierde el norte, donde al mínimo descuido puede acabar descubriéndose bombardeando hormigas a obusazos o tratando de arrancar las propias extremidades.

Es imprescindible mantener los ojos bien abiertos en esos casos, vigilantes, cuidando de las herramientas tan sumamente necesarias, pues sin ellas no hay tarea posible. Y la tarea lo es todo. Tú también lo sabes, y sabes que no se trata de hacer formas o palabras, tampoco de alcanzar éxito alguno ni llegar a poseer un chalet con piscina en la sierra. Cada uno con la suya, mucho más allá de esos límites, de los límites de cualquier cosa anecdotizable.
No hay sacudida catártica salpicada de flujos en parque de juegos infantiles ni convulsión de la piel que valga, no hay mar de palabras puras ni bebida mágica con función de bote de espinacas. No hay carteles ni pancartas. Las distracciones son válidas, pero hay que cuidar de no perder el filo de la hoja al apartar la vista. Las superficies blandas mellan los mejores filos.

Lo sabemos bien. Sólo la sangre habla, antes incluso de la sangre misma, y todo lo demás nos confunde. Esa es la prueba ahora, la que ha de determinar la cortedad de vista del espíritu, donde fijar el foco más allá es fijarlo más adentro, y no ver equivale a perderse, ciego, en mitad del campo de batalla, la cabeza convertida en carpaccio sangrante, el alma deshilachada. No nos lo podemos permitir, lo sabemos bien. Pero saberlo no equivale a no olvidarlo.

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