Tomar el momento presente de la propia vida, e introducirlo en una coctelera; agregar un par de gotas de insensatez momentánea, una parte de invocaciones serias, dos partes de chiste, un espejo, media onza de caos aleatorio y levar anclas. Cerrar la coctelera y agitar hasta que el dibujo en el caleidoscopio sea completamente otro.
Entretenimiento asegurado.
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