Es mi deber tomar las agujas del reloj como montura para alcanzar el final del arcoiris, devorando cada segundo con el hambre de diezmil fauces abiertas a cada paso;
Todo ello es necesario para continuar creciendo hasta rebasar las nubes, con el único objetivo de alimentarme de soles y brillar hasta que todo el que haya de observarme quede ciego, pudiendo así, de una vez, ver, al fin, con claridad
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