De todos modos, para no desaprovechar la buena predisposición -si bien podría estar aplicándola a procesos más útiles, como dibujar un par de imágenes locas que me cruzaron la cabeza esta semana, o continuar con los detalles de mi website, que al paso que llevo ya parece tarea apocalíptica, el asunto- héme aquí, tecleando sin bien saber por dónde comenzar o hacia dónde, más allá del movimiento vertical básico aplicado a las teclas, que es ya más costumbre que consciencia.
Quizá sea la locura infecciosa provocada por el mordisco de determinado tipo de lagarto gigante, o una figura particularmente acertada en los malabares hormonales que manejan mis entrañas; En cualquier caso no puedo evitar poner mi atención en el hecho evidente de que últimamente estoy de un humor inmejorable, y que tengo unas ganas de escribir que ya había olvidado sabía tener.
Esto, todo sea dicho, es motivo de celebración: que sea la paz la que me impulse a tirar líneas de texto o escarabajos de papel brillante en lugar de limitarme a abrir el chorro del drenaje emocional es digno de ser notado, fotografiado y puesto en un pequeño altar, con un coro de sapitos que lo cuiden. Ya sólo falta fijar el impulso y canalizar en condiciones, hacer algo con ello que merezca las palabras que gasta. Veremos.
Y que dure.
No hay comentarios:
Publicar un comentario