domingo, 13 de septiembre de 2009

Resto arqueológico

Las pestañas, trampolines
de la laguna en tus ojos
de helechos y enredaderas
que se trepan a mis hombros
para enterrarse en mi espalda
(sólo así, sin preguntar)
La nariz, perfecta guía
del camino hacia los labios
en su sonrisa de luna
que arroja invisibles dardos
usándome de diana
(tampoco pidió permiso)
Y ya ahí, sólo eso queda
se fueron ya luna y lago
dejando atrás las raíces
las hojas, hoyos y dardos
y los deseos invadidos
(restó un anhelo verde)

Ya que no estás, te imagino.

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