sábado, 28 de abril de 2012

Llegando al fin del partido

Ahora en serio
tu imagen adelgaza hasta transparentarse
en la lluvia tardía que me devuelve a tierra
confiriendo a tu poder el peso exacto
que tú das, asimismo, a tu palabra
palabra de promesa echada al viento
y convertida en pluma en la corriente.
¡Guerrero de cartón! Mira tu espada
¿No veo madera, acaso, en esa hoja?
Parece que pasó la medianoche
en la que la carroza revierte en calabaza
y los cocheros en ratones. Tú la llamaste
creaste madrugada en pleno mediodía
con esas alas hechas de manual de instrucciones.
¿No ves que tratas
de dar clases de canto al cisne agonizante?
No supiste
cruzar el laberinto que el momento ofrecía
buscabas la salida y olvidaste el tesoro
que en su centro mismo debías encontrar. De todos modos
habían de esfumarse sus intrincadas formas
 llegado el tiempo justo. El truco era perderse
dejar que cada paso te llevara al espacio
en donde las palabras no son más que una sombra
 que no logra alterar el perfil de lo puro. No era aquello
que creíste alcanzar lo que buscabas
ni ese temblor de fuego lo que se te pedía.
El juego acaba pronto
y tú estás en la puerta.

miércoles, 25 de abril de 2012

Así es, déjate

Las puertas que han de abrirse en sueños venideros
como pájaros rojos susurrándole al alba
alimentan el brillo de esta luz de estanque
mientras las barricadas se tornan en aludes.
No sigas cantando
en ese tono duro de fuego y de pizarra
pues pronto las arenas habrán de alzarse en mares
ahogando los murmullos de lo que ya supiste
para dejar espacio a lo que has de aprender. Entra en el grito
de aquello que la hoja aún debe contarte
y cede a que las olas te arrastren al saber
que las estrellas brindan.

Los grises en la calle

Sus sombras yacen tendidas sobre el gris asfalto
como cuerpos de héroes caídos en batalla
todo sangre de caucho colorido
y recuerdos extraviados.

Pepa

La abuela-niña fluye estallada en colores
alzando su castillo de perchas y alfileres
ufana de sí misma, enorme y luminosa.
Tiene claro su modo;
un siglo de experiencia entrenando ser joven avala sus caprichos
como flores azules creciendo entre hormigueros.

miércoles, 18 de abril de 2012

Una olvida a veces que...

El manual de instrucciones es una tarjeta en blanco

De corazón

Te pido disculpas por poner las barreras de la razón de por medio en pro de la pesada seguridad consciente, cuando sé bien que mi papel real consiste en permitirme alzar por los pájaros que envías, plantarme entre las tejas más allá de las alturas y estallar en confetti rojo y blanco, celebrando la demencia que habrá de salvarme.

infalible

No es solo cosa de abrir la puerta, sino de hacerla crecer hasta que sea imposible no cruzarla

martes, 17 de abril de 2012

onda

Grité al vacío; me devolvió
el eco de mi aullido
pero yo ya no estaba ahí para que me alcanzara.

domingo, 15 de abril de 2012

Certeza

Ingravidez de pensamiento
suave alfombra encantada que se dirige a donde debe,
 guía de sí misma, certera como flecha. Alcanzan
las nubes claridad de sinuoso filo
transparencia de realidad intangible y precisa
sin ecos, sin interferencias.
Una luz pasa y duerme de nuevo
dejando tras de sí la breve estela de su existencia
presencia cercana en el vacío, segundo eterno
huella por un momento perenne
mientras todo lo demás flota translúcido
irreal, siendo sin ser.
Magia absoluta
aquella donde solo lo que fluye permanece
alcanzada en el momento preciso en el que no hay peso alguno
mientras los ratones corren allá abajo
huyendo del barco que ellos mismos forman.
Pero nada importa
cuando solamente los lazos sin nudo
 llevan a algún sitio.

Repentinadas del sinsueño

Dan vida ciertos momentos a un silencio inquebrantable
en los que el propio latido habla como en voz ajena
mostrando todo cual es, tendiendo cables
alimentando las luces de una brillante y nueva
razón. Locura estable
y visión clara, espíritu de selva
o mar antiguo. Red infinita, serena.

martes, 10 de abril de 2012

Costumbres

Desencajar las costillas como quien abre una langosta, y permitir que la lava fluya

Dentro

Entro al cuadro; comienzo a caminar bajo un cielo verde, observando la llanura interminable más allá de mi montaña, mientras los peces de vivos colores nadan alrededor, ignorantes de todo, pegándose a árboles y rocas cuando mueren, como elementos de decoración póstuma.
Vadeo el río de tinta, buscando el silencio, aferrándome a él mientras los tentáculos de sonido e intención intentan devolverme fuera, obligándome a prestar atención al mundo gris más allá del marco. Trato de ignorarlos y continúo la marcha, persiguiendo insectos de chocolate que huyen para acabar estallando entre millones de chispas a medio vuelo. La música del aire suena, sin lograr cubrir del todo las voces que me reclaman.
Me siento en un sofá cualquiera y dejo que camine por mí, permitiéndome el lujo de no hacer nada en absoluto mas que contemplar el horizonte, y tras él la torre cambiante más allá de mis dominios, perfilándose a contraluz, atenuada por la distancia.
Observo la construcción como si no estuviera ahí; no puedo inmiscuirme por ahora en esos asuntos, no a menos que mis límites crezcan lo suficiente. Con un suspiro invoco una taza de sencha y me relajo , disfrutando del olor a jazmines que los mamuts dejan a su paso.

La bóveda celeste cambia poco a poco de verde a rojo mientras las auroras boreales brillan sobre mi cabeza. Suena la campana, triste señal de que debo regresar. Con cierta pereza me desprendo de mi capa, me levanto, y salgo del cuadro, despidiendo al sofá con un gesto de agradecimiento.

Mala educación

Tras pertrecharme adecuadamente, cubierta con mis mejores galas, abro la ventana de par en par. Atravesándola, inicio el vuelo , tranquila, sorteando cualquier pájaro adormecido que se cruce en mi camino. Saludo a una señora con la mano desde lo alto antes de continuar ascendiendo, dispuesta a planear más arriba, donde no se escuche el tráfico. Algunos niños en la acera tratan de seguirme, rompiendo a volar; sus madres y abuelas sujetan sus tobillos antes de que suban más, reprendiéndoles: "No hagas eso, niño. Es de mala educación ir por ahí volando". Vuelven al suelo. Una lástima.

Buenos días, y el viento

Salgo de entre las sábanas como de entre glaciares perdidos
dejando aún a mi paso jirones de grandes historias
de grandes mares
desenredando el algodón de mis pestañas
que son también puente al humo.
Los gigantes invisibles gimen afuera
golpeando las ventanas
robando sombreros
mientras los caminantes grises se agazapan en sus telas
masticando números.
Este mundo de vigilia es con mucho más ruidoso
que mis andanzas nocturnas.

lunes, 9 de abril de 2012

To do

Es mi deber tomar las agujas del reloj como montura para alcanzar el final del arcoiris, devorando cada segundo con el hambre de diezmil fauces abiertas a cada paso;
Todo ello es necesario para continuar creciendo hasta rebasar las nubes, con el único objetivo de alimentarme de soles y brillar hasta que todo el que haya de observarme quede ciego, pudiendo así, de una vez, ver, al fin, con claridad

Despliegue

Quizá el camino permita beber de fuentes eternas
o trepar en hilo de plata hacia la luna
Quizá no sea mala idea salir corriendo
desnuda, en llamas, sin consumirme jamás,
y ver como se alza el polvo
mientras extiendo las alas abarcando el horizonte
sin más escudo que la misma fuerza,
permitiendo que el propio brillo desintegre
las flechas que, insensatas,
traten de hacer blanco en mi centro luminoso.
Tal vez baste con hacerlo para ver
cómo crecen los jardines de luz negra
alrededor de la huella de cada paso dado.

Tejido

Abrir los ojos; ver el tejido en las manos
hileras de puntos regulares, gemelos.
Seguir el hilo,llevar la vista atrás
y acabar dando con un cúmulo de nudos informes.
Sin duda, la memoria ha de servir
como sirven los anillos en el tronco de un árbol
al mostrar las enfermedades que quedaron cubiertas.

Lo que no

Sentarse frente a las puertas, y abrirse uno
o dejarse herir por astillas de herida ajena
sin ser capaz de apartar la vista
de la luz que brilla tras la espada
aún y sintiendo la hoja de la garganta a la nuca,
atravesando todo lo que en realidad debiera ser dicho.

Jaulas viejas

Escondo las flores de papel de mis palabras
disfrazándolas de pájaros y nubes
dejando de florecer por miedo al invierno.
Las costillas tratan de abrirse
para mostrar los soles guardados entre ellas
cubiertos por las telarañas de la costumbre. Las observo
tan sutiles y firmes, enjaulando las llamas
manteniéndose ignífugas
como pidiendo una caricia que las retire, un soplo
cualquier cosa
antes de convertirse en dedos de cristal
que atenacen los pulmones y sequen la tinta.
Las cicatrices son lo de menos. La muerte está en el hábito.

domingo, 8 de abril de 2012

Psicología plástica

Oferta especial: rellenos de ácido hialurónico a precios de ganga para espíritus desinflados. ¡Consigue un alma más carnosa sin esfuerzo y a precio módico! Nadie notará otra vez que , en el fondo, sólo eres un pellejo.

Satori Cocktail

Tomar el momento presente de la propia vida, e introducirlo en una coctelera; agregar un par de gotas de insensatez momentánea, una parte de invocaciones serias, dos partes de chiste, un espejo, media onza de caos aleatorio y levar anclas. Cerrar la coctelera y agitar hasta que el dibujo en el caleidoscopio sea completamente otro.
Entretenimiento asegurado.

Combate singular

Salir al campo de batalla y volver salpicada de sangre de colores, sosteniendo la espada limpia en la diestra y una taza de té en la mano libre

En punto.

El reloj suena; los segundos inmediatos velan a sus compañeros caídos.

Y sí

La tremenda ventaja de vomitar palabras en lugar de escribir es la ligereza infinita de no sentir el juicio de nadie agregando peso a la pluma

Irrompible

- ¿De qué está hecho tu escudo?
- De carcajadas

Modus operandi

Trepar paredes de palabras hasta llegar a la cima de la calma, sorteando tormentas de papel y cables, evitando las espinas azules que buscan los ojos. Recuperar las alas por el camino y conseguir que las plumas no se anuden es importante; tanto como recordar soltar después el lastre que, habiendo sido de ayuda en la escalada, es molestia en el vuelo.
No hay reloj, ni tiempo límite: no hay tiempo en absoluto, ni más responsabilidad que la de continuar ascendiendo luz arriba, estallando tantas veces como sea necesario, recomponiéndose siempre.
Una vez arriba sólo queda quitarse los guantes, y observar.

Costrarmadura

Atención: si uno se fija bien puede observar creciendo sobre su espíritu esa carcasa de protección, que aleja y resguarda al propio mundo de los ataques externos, camuflando los cambios de color en su luz.
No hay que olvidar su existencia: al menor descuido tratará de cubrirse a sí misma una y otra vez, aplastando su contenido, limitando su crecimiento, apagándolo. Para cumplir su función basta en realidad mantenerla en el momento en que parece papel de arroz, fino y flexible. Cuanto más grosor adquiera más peligro corremos de que llegue a ser más densa que todo aquello que se supone ha de proteger, y cesará de permitir la entrada de más luces.
Llegado determinado punto, comenzará a desarrollar grandes aguijones sobre su superficie, desgarrando todo aquello que se acerque, hasta que deja de ser escudo útil para acabar convirtiéndonos en mero estuche agujereado de sí misma.

Zarcículos

Extender ramas, tentáculos, brazos; ampliar el propio alcance buscando el límite y encontrar en toda la periferia extremidades similares que tiran de las propias, elongándolas.
A veces, desafortunadamente, va uno a dar con paredes de dientes en algún lado, que pueden cercenar y bloquear el avance del enramado. No ha de olvidarse, en cualquier caso, que se puede seguir creciendo en otras direcciones: nunca daremos con un muro esférico que no hayamos construido nosotros mismos, y la expansión sólo cesa donde comienza la rigidez.

Azul

Marea baja
las algas lloran
en la orilla

Rojo

Atardece
El fuego arde vivo
entre las flores