sábado, 5 de junio de 2010

unsaid

Y yo me despido, sonriente
y sin decirte (aunque lo veas)
que mi boca pide ansiosa
bailar de nuevo con tus clavículas
o perderse en el grito suave de tu vientre.
Me voy, y callo
pues bien sé que no es posible
bailar con miedo.

madrugadada

La lluvia de fotones arrecia
y el mundo afuera cruje -cada vez más fuerte-
mientras el vientre de la tierra se abre
cascarón del ave para quien soy pluma
que a veces olvido
perdida en el concierto que amanece
recordando nuestros cuerpos de pelaje invisible.